Agosto
[Primera
semana]
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Para
vencer el calor sólo necesitamos un poco más de
paciencia para vislumbrar a los más convencionales
representantes de nuestras faunas. Y recorrer,
claro, las fronteras del día y la noche. Porque este
es mes para noctámbulos. Sobre todo entre los
mamíferos. La sombra que el propio planeta crea
sobre sí mismo es buen amparo para el insolente
calor que tan mal soportan los con pelo. Dominan,
pues, los paseantes nocturnos
entre las faunas más cercanas. Los lobeznos aprenden
a cazar con
presas disminuidas que aportan sus padres e
incluso pueden comenzar a acompañarles en alguno de
los acosos. Buen
cuidado para evitar la eficaz cooperación de
los cánidos pone el corzo, sobre todo porque su
ofuscación amatoria puede facilitarles el trabajo.
El más bello,
tímido y pequeño de nuestros cérvidos está ya
del todo encelado. Busca pareja y
lo demuestra
lanzando con bastante frecuencia su
inolvidable
"ladrido". Sólo los más pacientes y
afortunados llegarán a contemplar los correteos
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La noche nos dejará ver las luciérnagas. Nacen
masivamente las avispas en sus panales. También
varias especies de reptiles como la culebra
bastarda y los lagartos ocelado y verdinegro.
Ponen en los ríos los alburnos. Florece el
estramonio y han comenzado a cruzar el estrecho
de Gibraltar las primeras cigüeñas blancas.
También allí veremos algunos jóvenes cucos, que se
van a África al menos un mes más tarde que sus
despreocupados progenitores.
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EI paisaje del sonido tiene un dueño monótona y
acaparadora crispación amatoria de uno de los animales
que más cantidad de llamadas emite anda segando nuestro
tímpanos. Es la chicharra. Lo mismo sucede con el aleteo
de las moscas. O el violín de los mosquitos. El mundo es
de los insectos, que ahora son cósmicos. Apogeo también
de los arácnidos, que enmallan todos los rincones
posibles para atrapar a sus presas. Las arañas lobo,
como los escorpiones, acarrean además a sus ciento y
pico crías en el dorso. Tampoco resultan
infrecuentes las agregaciones de libélulas.

A menudo cabe observar también decenas de especies, y
hasta pequeñas nubes de mariposas ninfas, colías,
náyades, saltacercas y hasta media docena de polillas
nocturnas se irán levantando a nuestro paso pr los
herbazales. De vez en cuando, alguna de las gigantescas
chupaleches, y la bajá de dos colas, aficionada por
cierto a los excrementos, y por ello fácil de observar
en cualquier camino. |
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