Los dormideros se van consolidando. Miles de lavanderas
blancas y centenares de miles de estorninos se instalan
durante la noche en los grandes árboles del centro de
las ciudades: un destello de lo natural en el corazón
del asfalto y el
cemento. Pero en los perdederos naturales también
se agrupan para pasar la noche los buhos chicos y los
milanos reales, los escribanos palustres y los
trigueros, las
gaviotas, los gansos, las grullas y los patos, las
alondras y los
pardillos, los
jilgueros, los verdecillos y los luganos.
Y en los intensos atardeceres de bosques y parameras, a
la imagen del ocaso,
siempre compensadora, podremos unir la de estas
ingentes bandadas. En la charca se van encelando los
tritones ibéricos. Por estas fechas dejan de mamar los
recentales del año de varias especies de nuestros
grandes fitófagos,
como ciervos, cabras, gamos...

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