Mayo [Calendario de la Vida]

Si el ruido no ha levantado su cacofónico muro, todo suena y suena bien. Suena la luz con su cuerpo diario ya bien formado. Canta el agua recién caída, esa que hasta hace nada era la única riqueza. Recita salmos la hoja acariciada por la brisa húmeda. Y todos los pájaros se unen en la más incansable coral pues su programa cubre las veinticuatro horas. Mayo es musical por los cuatro costados. Y la melodía íntima, el ritmo común a todos los encadenados conciertos que podemos escuchar sin pasar por taquilla, es la alegría. Una marejada de optimismo estalla por doquier. Porque en este mes los proyectos tienden a consolidarse. Se anuncia y al tiempo va llegando lo mejor, el climax de lo verde, las primeras cosechas de cerezas, las polladas entrenándose, las alfombras del campo repletas de flores y en cada una al menos tres mariposas.

Ahora la vida persuade. Y todos los que nos acercamos a contemplarla comprendemos su mejor argumento: la plenitud.

Donde más fácil la encontraremos es a ras del suelo; allí, si el cemento no es lápida, apenas cabrá una hierba o una flor más.

Inútil enumerar todos los vegetales que tienen a mayo como su periodo de celo. Un ansia de apareamiento a través de diminutos emisarios que el viento y los insectos llevarán de una flor a otra, en un amor por poderes que tan crucial resulta.

Pasearse por mayo es como hacerlo por los ojos de ella, tu Ella cuando ella decide ser todos tus paisajes.

Para apreciarlo sólo hay que decidir una incorporación de tus sentidos a lo que les permite funcionar: la luz que llega desde todas partes.

Y lo primero que te alcanza aunque estés lejos es la más amable de las nevadas del año. La floración de las jaras, nuestro más abundante matorral, llega a teñir de blanco laderas enteras. Y eso nos consolará de la melancolía por los árboles que ahí mismo crecían en otro tiempo. Al mismo tiempo el monte nunca huele tan bien como ahora. Más a ras de tierra están florecidas decenas de herbáceas, entre ellas la mayoría de las gramíneas, leguminosas como los tréboles y vezas.

 

- Primera semana -

- Segunda semana -

- Tercera semana -

- Cuarta semana -

Aquí y allá hay espectaculares floraciones como la de las peonías, las amapolas, los gordolobos, las de­daleras, muchas margaritas silvestres, los cárdenos cantuesos de montaña, los ombligos de Venus en las paredes de roca, las pimpinelas, las dedaleras, correhuelas, los piornos en las más albas cumbres.

¡Qué colección, por cierto, de hermosos nombres! Pero hay que destacar al grupo más sofisticado de nuestras plantas con flores. Porque en mayo eclosionan también la mayor parte de nuestras orquídeas. Y podemos presumir de contar con casi noventa especies diferentes de las más jóvenes, bellas y sofisticadas, evolutivamente hablando, de nuestras plantas.

 

"Proceso de floración de la jara"