Noviembre
[Tercera
Semana]
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Nunca usa tanto su cuello el naturalista como en
noviembre. ¡No hay mejor tiempo para emboscarse!
En suma, que sólo por
lo que emerge de los suelos ya tenemos motivos
suficientes para sumamos a los calendarios de la
vida

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Las
grullas están casi todas en Extremadura tras hacer
algunas escalas en Aragón y las dos Castillas.
Comienza la
invernada propiamente considerada de los casi
cuatrocientos
millones de aves
que han elegido nuestros campos para hacerlo.
La mayoría de los mamíferos van adquiriendo un
aparente
mayor volumen al crecerles el pelo de invierno que
les protegerá de los fríos. Los clanes
lobunos ya se dejan notar. Se
suma a bellotas
y bayas silvestres el fruto de los espinos,
chumberas, olivillas y majuelos,
altamente nutritivos. Los abetos fructifican, pero ya son
pocas las
especies que aprovechan su diminuto piñón
Las
hormigas rojas de nuestros bosques culminan su
actividad con la última recolección. Los sapos de
espuelas y
corredores inician su puesta. Las anguilas siguen
abandonando
nuestros ríos para adentrarse en el mar mientras
millones de
angulas, sus sucesoras, remontan los mismos cursos
fluviales.
Cuando ya el frío y hasta la nieve niegan inorada y
sustento en medio continente, nuestro derredor
ofrece pocos rigores climáticos y comida
en abundancia. Todavía más espectacular, aunque
espacialmente
muy reducida, es la capacidad de acogida de nuestros
aguazales.
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Ante
tanta oferta, nosotros dudamos si mirar al parloteo de
colores que avanza entre las copas, o descubrir a la
altura convencional de nuestros ojos las cien diferentes
costras de los fustes arbóreos, o, incluso y sobre todo,
agachar la cabeza para descubrir esa erupción vital que
son los hongos. Con la humedad que ayuda
a los suelos a digerir las hojas, surgen no sólo las
vaharadas de
la
fertilidad espontánea, también una larga colección de
joyas tan
coloristas como las que acaban de aterrizar sobre ellas.
Son el aparato sexual de unos seres, inclasificados
todavía, pues no son plantas
aunque lo parezcan,
que durante todo el año
resultan invisibles por
estar formados por
microscópicas
esporas o
diminutos filamentos.
Es ahora
cuando se manifiestan rompiendo
el suelo con
redondeces
jugosas, falos baboseantes, esferas pinchudas, paraguas
moteados...
Centenares de setas diferentes eclosionan ahora como si
toda la tierra fuera huevo. Y ya tenemos las amanitas y
los boletos, las risillas y los níscalos, los pleurotos
y los corros de brujas...

Corro de amanitas |
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