Octubre [Cuarta Semana]


Notable resulta también el paso, ciñéndose a la línea de costa, de decenas de millares de aves marinas camino de aguas más templadas. Allá van cormoranes, alcas, araos, pardelas, gaviotas, correlimos, patos negrones, alcatraces... Las perdices se apiñan en bandadas. Buena parte de los murciélagos migradores emprenden también ahora sus traslados.

Pero hay quien viaja de forma mucho más sofisticada y de paso nos proporciona uno de los grandes espectáculos del año. Muchas arañas emiten hilos de seda de decenas y hasta centenares de metros para cuando cogen viento convertirlos en una suerte de cometa que las arrastrará. Son los llamados "hilos de la Virgen", que a veces veremos por miles parcialmente iluminados al caer la tarde, cuando los mecen las suaves brisas otoñales. En suma, una lluvia de finos rayos de luz y una maravilla visual al alcance del menos intrépido de los camperos. Y mientras algunas arañas viajan, la mayoría de los insectos van buscando dónde esconderse. No sin antes aprovechar las oportunidades que ofrece la gran cosecha otoñal. Las abejas, por ejemplo, repletarán los panales con la deliciosa miel elaborada a partir de la flor del madroño, una de las pocas especies, como dijimos ya, en las que coincide la flor y el fruto. Terminarán de hacer sus puestas la mantis religiosa y los últimos saltamontes. El ciervo volante, nuestro escarabajo más grande, se esconde bajo tierra

En cuanto a las tonalidades, ya tenemos otra vez una cierta recuperación de los verdes que la lluvia ha hecho renacer, y hasta alguna flor, como los violetas crocos, salpicarán los pastizales. Florece también el parásito muérdago y la hiedra culminará su eterna escalada —pocos seres vivos acaparan más calendarios que este trepador vegetal— con una de las flores más extrañas de nuestro ámbito.

Van culminando las oleadas migratorias. A lo largo de octubre desaparecen todas las aves estivales y recuperamos la ingente masa de invernantes. Pueden llegar todavía muchos más especialmente si arrecia el frío, pero ya están aquí muchos de los limícolas, alondras, fringílidos, gaviotas, patos, garzas, torcaces, zorzales, currucas, milanos reales, ratoneros... Con todo, hay dos .especies que destacan: los ánsares comunes y las grullas. Sus alfabetos celestiales marcan un compromiso insoslayable de nuestras miradas hacia lo alto. Porque esas bandadas geométricas se habrán anunciado desde varios kilómetros antes con sus trompetazos y ganseos