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Octubre [Segunda
Semana] |
Las ratillas campesinas con su
quinta o sexta camada del año |
Las últimas carnadas de algunos roedores y
lagomorfos cierran su casi incesante
perpetuarse. Ratones de campo, ratillas
campesinas, conejos y a veces liebres, que
comenzaron a
criar al comienzo del año, aportan a sus
comunidades otra generación más. Se despiden
la mayoría de los insectos, algunos, como
los saltamontes, no sin antes depositar sus
huevos en refugios subterráneos. Florece la
yedra y caen al suelo los primeros hayucos,
bellotas, castañas, avellanas, nueces...
Constantes bandadas de aves invernantes se
incorporan a nuestras latitudes
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Gamos, cabras montesas,
rebecos,
muflones, nutrias, lirones caretos, conejos,
musgaños y hasta el murciélago
mediterráneo de herradura, también entrarán
en celo aquí y allá. Literalmente cubriendo
todo el territorio, desde las marismas del
Guadalquivir
hasta
muy cerca de las altas cumbres del Pirineo.
Unos roncando, otros llenando de
truenos secos las vallejadas de las cimas,
con un agudo silbido y muchas agilidades
aquellos
otros,
los alpinistas... No hay tregua para los
impulsos de la continuidad. No
encontraremos al amor descansando en
mes
alguno del calendario, y aunque la mayoría
son primaverales,
estos del otoño tienen pasión multiplicada.
Y todos
son
fácilmente contemplables.
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Exhibe otras muchas delicias este tiempo. A la
maduración de los frutos de hayas, robles, encinas,
alcornoques, madroños, olivos, acebuches, enebros,
olivillas, lentiscos, pinos, arándanos y tantos otros
matorrales, acuden literalmente todas las faunas para
engordarse. A menudo también los, por tanto falsos,
carnívoros. Desde el lobo y la jineta hasta el zorro y
la garduña. Tampoco hay ave que desdeñe, por mucho que
su espectro alimentario sea principalmente insectívoro,
los azúcares que ofrecen las moras, los higos, madroños
o bellotas. Abundancia y gorduras necesarias para que el
invierno no se convierta en trampa mortal. Por eso los
más avisados, como algunos roedores, las ardillas,
lirones, arrendajos, marmotas y osos, o bien hacen
despensa, enterrando bellotas y granos, o bien se
convierten ellos mismos en un almacén de grasa comiendo
todo lo que encuentran. |
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